Ejem! va una entrada larga y densa, creo... la que avisa... :-)
"Si los ordenadores son los telares mecánicos de la revolución industrial moderna, el software es algo así como tricotar. Los programadores todavía se afanan en fábricas digitales que los explotan codificando softwares a mano, escribiendo y reescribiendo unas tras otras confusas líneas. No es sorprendente que a veces se salten un punto que luego se convierta en un error del programa.
¿O es el error lo primero que ocurre? Grace Hopper fue quien, escribiendo el software para el primer ordenador programable, introdujo los términos "error" y "corrección de errores" en la programación de ordenadores al encontrar una polilla, que interrumpía la continuidad de los circuitos de su nueva máquina.
Por todas partes se han ocultado criaturas. Incluso en las centrales telefónicas pululan multitud de insectos. 'Hay multitud de cables aquí y cuando un montón no funciona al mismo tiempo parecen un nido de serpientes. Algunas muchachas piensan que en los agujeros de esos cables viven bichos. Se les denomina "insectos de los cables" y, supuestamente, pueden picarte y causarte erupciones en las manos. No te lo crees ni tú.'
A mediados de la década de 1990, la Red era el soporte de una gran población de motores de búsqueda, índices en línea y ayudas para la navegación, una población insectoide de robots de la Red, arañas, hormigas, orugas, vagabundos, compradores inteligentes, buscadores de ofertas, corredores de bolsa, agentes, charlas automáticas, softbots (software robots), homobots, woggles. Diseñados como máquinas de programa con cierto grado de especialización, estos agentes y bots tenían cierta pericia para la programación y un compromiso incorporado para 'trabajar en nombre de sus dueños mientras éstos se dedican a otros trabajos'.
Los ordenadores pueden llevar las abstracciones matemáticas a la vida en el sentido estricto y no existen límites matemáticos a lo sutil y a lo tortuoso. La diversión sólo acaba de empezar..."
Este fragmento pertenece al libro
Ceros+Unos de
Sadie Plant, que andaba leyendo por marzo, y que me tenía abstraida en un mar de reflexiones y anécdotas sobre Ada Lovelace (y muchos/as más), el hardware, el software, los telares y el arte de tricotar en red... Sigue este capítulo-fragmento hablando de los gusanos que se extendieron por la Inet allá por finales de los 80, y continua así:
"(...) En 1972, ARPAnet, el sistema que prefiguró la Internet, fue dañado por un "organismo desarrollado espontáneamente, abstracto y autorreproductor". (...) Por un error ínfimo, toda la red cayó.
Esta infección en particular pudo ser erradicada porque sus efectos eran obvios y devastadores, pero una exhibición de fuerza tan masculina y prepotente no es muy inteligente. Como demuestra
Hans Moravec, exhibir su existencia no es la mejor táctica para una nueva forma de vida. '
Entre los programas sin dueño existe un importante criterio de selección natural: reprodúcete pero pasa inadvertido. Es muy probable que muchos organismos insospechados vivan tranquilamente ya... en las memorias de los ordenadores en todas partes. La mayoría no se descubrirán nunca.'
Y de ahí salta Sadie Plant a la inteligencia artificial, y nos introduce en un mundo de creaciones, desórdenes (humanos :-) ), inteligencia, ciencia ficción y feminismos... Interesante lectura... Y no sé por qué, en marzo me dio por querer hacer una entrada con esto de los errores informáticos y la sugerente perspectiva de esta autora que lleva a verlos como algo vivo, fuera de todo control, y que permanecen en las redes... Transcribí toda la primera parte, y allá que lo dejé, desbordada por la realidad de mi cotidiano aquel entonces (ay! marzo, qué mes más horrible que fue...) Pero hoy me acordé de nuevo de esta entrada... me contaron que una personita había encontrado un '
bug' detrás del cual llevaba un año... y me vino a la mente mi fragmento de entrada de blog... En realidad casi que esta primera parte de la entrada del blog es para ellos dos (quien me lo contó y quien por fin encontró al bichito que perseguía ;-) ), pero hoy ya es junio, no marzo, y resulta que me las ando leyendo a
Virginie Despentes y su
Teoría King-Kong. Hoy también coincide que salí a pasear con mi perro, y le compré una pipeta (una ampollita cuyo contenido se les echa en la piel) para impedir que aniden en él, cual ordenador, bichitos como las pulgas, garrapatas y mosquitos de esos que transmiten cosas malas a los perros... Pero ando enganchada a la Despentes, y bichitos mediante, no puedo más que unir las ideas de una demostración de fuerza prepotente y masculina, 'bugs' sutiles que anidan en los ordenadores y los perros, y lecturas que proponen
'pensar la violación como un riesgo inevitable, inherente a nuestra condición femenina...
Una libertad increíble de des-dramatización' Y no es que se me esté yendo la cabeza o traiga por los pelos el artículo de Despentes, no... Es que hacía tiempo que no leía algo tan certero, sincero y poderoso acerca de ese uno de los grandes tabús: la violación... porque los mecanismos sutiles por los que ésta queda inscrita en nuestras subjetividades, y que tan lúcidamente expone Virginie Despentes , me recuerdan a los bugs que idealiza Hans Moravec y que son tan difíciles de encontrar... Ella se me antoja en algo así como esa personita que encontró el 'bug' esta mañana tras un año de andar detrás suyo, tratando de desvelarlo, de visibilizarlo, escondido tras interminables ristras de códigos y nidos de cables... y lo consigue...
"(...) Sobre todo, me da rabia que frente a tres hombres, una escopeta y atrapadas en un bosque del que no podíamos escapar corriendo, hoy todavía me sienta culpable de no haber tenido el coraje de defendernos con una pequeña navaja" (que llevaba en el bolsillo de su chaqueta) "Al final, uno de ellos encontró la navaja y se la enseñó a los otros, sinceramente sorprendido de que yo no la hubiera sacado: 'O sea que les gustaba'. Los hombres, francamente, ignoran hasta qué punto el dispositivo de emasculación de las chicas es imparable, hasta qué punto todo está escrupulosamente organizado para garantizar que ellos triunfen sin arriesgar demasiado cuando atacan a mujeres. Creen inocentemente que su superioridad se debe a su gran fuerza. No les molesta pelearse con una escopeta contra una navaja. Piensan, alegres imbéciles, que ese combate es igualitario. Ese es el secreto de su tranquilidad de espíritu.
Resulta sorprendente que en 2006, mientras que todo el mundo se pasea con minúsculos ordenadores portátiles, con cámaras de fotos, teléfonos, agendas y aparatos de música en el bolsillo, no exista todavía un solo objeto que podamos meternos en el coño cuando salimos a dar una vuelta y que cortaría en pedazos la polla del primer idiota que quisiera entrar sin permiso. Quizás no sea deseable hacer que el sexo femenino sea inaccesible por la fuerza. Es necesario que siga abierto, y temeroso: una mujer. Si no, ¿qué definiría la masculinidad?.
Post-violación, la única actitud que se tolera es volver la violencia contra una misma. Engordar veinte kilos, por ejemplo. Salir del mercado sexual, porque has sido dañada, sustraerte voluntariamente al deseo."
No es la demostración de fuerza prepotente y masculina, es la polilla que nos cortocircuita desde pequeñas, que te vulnerabiliza y convierte en violable por el hecho de ser mujer... como un bug, un error de software, de programación, previo a ti, que se reproduce invisible a lo largo de nuestra triste esencia dicotómica 'hombre-mujer.'.. pero cuyo descubrimiento y corrección (cual 'debug') no pasa por convertirnos en seres "asexuados", o ser capaces de matarlos y/o responder con igual violencia (¿igual? je! me hace gracia ni siquiera pensarlo... si sólo se tratara de la violencia explícita...)... Sigamos con Despentes:
"Nos obstinamos en hacer como si la violación fuera algo extraordinario y periférico, fuera de la sexualidad, evitable. Como si concerniera tan sólo a unos pocos, agresores y víctimas, como si constituyera una situación excepcional, que no dice nada del resto. Cuando, por el contrario, está en el centro, en el corazón, en la base de nuestra sexualidad. Rito de sacrificio central, está omnipresente en el arte, desde la antigüedad su representación en los textos, la escultura, la pintura es una constante a través de los siglos. En los jardines de París y en los museos, vemos representaciones de hombres forzando a mujeres. En Las metamorfosis de Ovidio parece que los dioses pasan el tiempo queriendo tirarse a mujeres que no están de acuerdo, consiguiendo lo que quieren por la fuerza. Fácil para los que son dioses. Y cuando se quedan embarazadas, encima las mujeres de los dioses se vengan de ellas. La condición femenina, su alfabeto. Siempre culpables de lo que nos hacen. Criaturas a las que se responsabiliza del deseo que ellas suscitan. La violación es un programa político preciso: esqueleto del capitalismo, es la representación cruda y directa del ejercicio del poder. Designa un dominante y organiza las leyes del juego para permitirle ejercer su poder sin retricción alguna (...) yo tomo todos los derechos sobre ti, te fuerzo a sentirte inferior, culpable y degradada."
Miedo a que te ocurra, asco cuando sucede. Vergüenza. Estigma. Dolor. Rabia. Impotencia. Afirma Virginia Despentes: la violación es lo único que las mujeres -hasta ahora- no se han reapropiado.
Porque... ¿y si el camino empieza por la des-dramatización? Tengo grabadas en mi mente las palabras de una de las protagonistas de 'Fóllame', cuando la están violando y ella permanece quieta, tranquila... no es una mera cuestión de relajarse y que no la hagan más daño (que durante un tiempo fue una recomendación que nos hacían nuestras mayores feministas...), es que cuando el tío se queja de que parece que sea follar con un muerto, ella se vuelve y le dice: '
¿qué te crees que llevas entre las piernas?'. Es duro escribir sobre esto siendo mujer, porque sabes, sientes... Es la polilla... escondida, y que como ya escribiera la feminista italiana
Alessandra Bocchetti en 1984: "si hoy una mujer puede ilusionarse por ser un
individuo entre otros, siempre será una mujer a los ojos de los hombres, esté dando una conferencia en la Universidad o paseando por la calle (...) Cotidianamente una mujer tiene que sufrir tantas sutiles humillaciones, por el solo hecho de ser mujer, que ha terminado practicando una cierta sordera, para así no darse cuenta. Su cuerpo es amenudo tan humillado por lo que la circunda, ya sea la gente o los medios de comunicación, que ha aprendido a hacer lo que a ningún otro ser en el mundo le
es necesario hacer: olvidar de tanto en tanto la propia identidad sexual. Este es el signo de una enorme violencia sufrida, su colmo y no su exceso, ya que es la normalidad cotidiana para una mujer; el exceso no sucede todos los días y por fortuna puede no suceder jamás."
'El exceso': la violación.
Y vuelvo a Despentes: "(...)
Paglia nos permitía imaginarnos como guerrilleras, no tanto responsables personalmente de algo que nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que podíamos esperar cuando se es mujer y se quiere correr el riesgo de salir al exterior. Ella era la primera que había sacado la violación del horror absoluto, de lo no dicho, de lo que no debe ocurrir nunca. Ella hacía de la violación una circunstancia política, algo que debíamos aprender a encajar. Paglia cambiaba todo: ya no se trataba de negar, ni de morir, se trataba de vivir con."
Un día -hace relativamente poco si contamos todos mis años previos de acción-reacción al más puro estilo guantazo en toda la cara- descubrí que ya no sentía rabia (nunca sentí miedo en esos casos) cuando algún tío se metía conmigo por la calle o me violentaba de alguna manera... Ya no me violentaban, pero tampoco practicaba la sordera... Ya no. Sabes que sucede. Y no lo temes. Y no te sientes violentada. Porque ya no tienen ese poder... Y respondes de forma que te sales del marco normativo de la violencia en que ellos te inscriben (los guantazos en la cara es lo que tienen, que encima te los devuelven, sin ningún problema, oye...), o el de la sordera. Y buscas, y compartes con otras (mujeres, sobre todo), posibles respuestas, estrategias, fórmulas que visibilicen que no eres un cacho de carne con ojos (a no ser que tú lo quieras y desees, que para eso estás y eres...). La desdramatización surgida de la reflexión cruzada por tu cuerpo, el tuyo, el de mujer... No es que un tío listo venga y te diga que no pasa nada o que te "invite" a reaccionar con más violencia de la que reaccionamos (les encanta: ¿por qué vosotras no os defendeis más violentamente? en definitiva: ¿por qué no sois como nosotros?)... Es que necesitamos seguir pensando en ello, en encontrar y desactivar las polillas, los bugs que viven y se reproducen a sí mismos anidados en el sistema, sin llamar mucho la atención... Y entonces una llega a su miedo, y sabe que ya no sentirá vergüenza si sucede (los tiempos es lo que tienen, que avanzan y te mueven, sobre todo si creces entre pensamientos feministas que te ayudan a reaccionar ante preguntas como: '¿y qué hacías allí tú sola, tan de noche?') pero llegas a tu miedo... el miedo de que pase, de que te agredan, la rabia, la impotencia... Y para mí, hoy, en junio, tras una lectura más que sugerente y una cabecita que funciona como lo hace la mía (quiero decir: que me lleva a unir bugs, software y cuestiones de género), en esta entrada de blog no pretendía más que llegar aquí, a ese miedo, y al reto de desactivarlo, de encontrarlo y desvelarlo...
¿Y si el camino empieza por la des-dramatización?
Ahí les dejo con esa pregunta que tanta desazón aún me crea...
Espero no haberos aburrido, y que si se os ocurre algo que comentar, lo hagáis, porque yo necesito seguir pensando... (bueno, y dormir :-) )
Besos de buenas noches.