Me he metido en un embolado. Es difícil de explicar. En un espacio social, de esos que se suponen liberados (de sexismo, de racismo, de clasismo, de... ) (permítanme que me ría), ha habido una agresión a una chica por parte de un compañero. Ella tardó cinco meses en contarlo. Y cuando lo contó... a ello se pusieron, supuestamente: a trabajarlo entre todas y todos...
Rascas, y descubres que la agresión se ha multiplicado por efecto de la gestión colectiva que se ha realizado, como siempre. Y no por lo colectivo de la gestión, que ole!, que era lo que ella quería, sino por el contenido de ese 'colectivo' y ese 'la gestión'. Ahora son muchas las chicas que se sienten muy mal -agredidas- en esa comunidad, en ese espacio. Y hay una brecha de comunicación (por llamarlo de algún modo) con los chicos, con todos, los de la casa... ¿Casualidad? Ellas saben bien que no. Pero apuestan por lucharlo dentro de esa comunidad...
Y acá me encuentro. En un embolado. Porque de mi boca salieron las palabras hacia una amiga a la que quiero mucho y que vive allí: 'diles a las/os demás que si queréis, me molaría echaros una mano a tratar de trabajarlo'...
Aquella agresión es la punta del iceberg. Fue el detonante. El problema es que no se trabajan
estos temas (así, en genérico, que las que me leeis ya sabeis a qué
'temas' me refiero). Que sale una campaña contra el aborto por parte de la iglesia (heroína,
te copio lo de la 'i' minúscula : * ), y las únicas que nos "molestamos" somos esas locas (separatistas y "parceladoras de la clase" o del "sujeto revolucionario", además) de las feministas. Respuestas varias,
contracampañas, y los denominados 'movimentos sociales' sin inmutarse. Este año, claro, el 8 de marzo les volvió a pasar desapercibido... como no coincidía con nada que lo ilegalizase...
Me va a costar mucho este proceso. Varias personas me han preguntado que por qué lo voy a hacer si me va a remover tanto como ya se está viendo que me remueve (asistí a un ejercicio grupal de expresión de sentimientos, y escuché cosas de boca de algunos compañeros que me hicieron removerme con auténtica rabia...) (y no es que las chicas lo tengamos 'hiperclaro', o vayamos todas en un mismo discurso-acción, no se trata de eso, pero nuestro trabajo es un otro distinto: es el de las que van de oprimidas, victimadas, vulnerabilizadas a empoderadas. A ellos les toca dejar de ser opresores, agresores, ¡'
hombres'!, y entre medias se "nos quedan" en la condescendencia, o en ser más femilisto que las feministas, o en el dolor y la culpa, o en el rechazo...). Sigo: me preguntan que por qué lo hago... y no puedo más que responder que creo fuertemente en que es necesario intentarlo. Con lágrimas de rabia en los ojos también digo que somos las únicas oprimidas que encima tenemos que 'comprender' a quien (como figura simbólica) nos causa el daño... pero me lo lucho. Porque es la esperanza que me queda...
"¿Estás en algún espacio militando últimamente?" me preguntaron hace poco. Supongo que no. O no de forma identitaria y fija. Supongo que mi vida es mi militancia, y que por eso no puedo contestar a quien efectúa esa pregunta, ya ves, qué vago, qué
naif, qué vacío de contenido ¿no? si una soltara eso de: 'en mi vida'. Pero los feminismos es lo que me enseñaron, que lo personal es político, y que de relaciones íntimas se compone este mundo dicotomizado y que sigue pretendiendo que haya un espacio público y uno privado, hombres y mujeres, los espacios de militancia y los que no lo son... Pero acá le ando, en un embolado... otra vez.
Y (espero y supongo) "para siempre" (nunca digas nunca ni siempre... ;-p ).
Mientras viva.
Besos y ánimo para todas sus militancias cotidianas, compas.
Se las quiere... que voy a necesitar de su fuerza estos días... :-)