¿pa qué?... ¿no?
Cuando salgo del restaurante, estoy en pleno Callao-Sol. Aglomeraciones consumistas me rodean. Acelero el paso aunque no mucho por aquello del dolorcillo en la espalda que me da cuando lo hago y me recuerda que debo estarme quietita y relajadita... De repente me alcanza Candy-candy en versión nuevo contrato del INEM-insertagente: una chica que está trabajando este año en el mismo puesto que ocupé yo (y otras tantas personas por cada contrato de seis meses) y que me acompaña en dirección Sol. Le encantan las luces navideñas y el ambiente que nos rodea. No puedo más que abrir mucho los ojos, mientras esquivo bolsas y gente hablando por el móvil, y decir en voz queda: "pues yo lo que pienso cuando veo las luces estas navideñas es en el montón de gente que no tiene electricidad, en el despilfarro energético que supone, etc. etc. etc." La respuesta no se hace esperar: "ays!!!! no me lo chafes!!!! que a mi me hace mucha ilusión verlo así!!!!"
Ojos que no ven, corazón que no siente. Dicen.
Y lo dejo. Al fin y al cabo no la conozco. No la voy a volver a ver. El año que viene habrá otro contrato insertagente en su lugar y seguramente ella no vuelva por allí. Lo mío, lo de estar dos años distintos ha sido puritita casualidad. Y eso, sumado a que hay gente allí a la que le tengo mucho aprecio a pesar de todo, es lo que hace que vuelva año tras año a la comida navideña.
Mientras bajamos por Preciados, y una vez que yo he aflojado y he dejado de chafarle la alegría navideña a esta chica, se dedica a contarme sus dificultades en el puesto de trabajo, y lo que espera, y cómo para ella su prioridad son sus niños, que por eso no tiene experiencia laboral y este contrato le ha venido muy bien... Y vuelve a elogiar el ambiente consumista, uy! digo: navideño. Sonríe. La miro y, definitivamente, lo que veo es a Candy-candy en versión morena... "No me lo chafes" me pedía.
"No me lo chafes..."
El día siguiente estoy en la huerta todo el día. Nada como un poco de trabajo físico, frío, y contacto con la tierra húmeda y las hortalizas (bueno, los proyectos de hortalizas, que aún no ha crecido na!) para olvidarse de Candy-Candy y la marea humana que invade Sol por estas fechas. Una isla. En mitad de la nada. Sin luces. Sin bolsas rellenas de regalos.
Y luego me voy a la cena que han organizado unas compañeras de un centro social okupado para que nos contemos Granada y Donosti. Para compartir... Y me quedo allí a dormir. Otra isla.
De repente, en mitad de la cena me acuerdo de Candy-candy y Preciados... Y me da por echarme a reir. Es el contraste.
No necesito sólo "la huerta".
Las necesito a ellas, a mis compañeras y amigas. Mi manada. A mi gente, a mis chicos amados, en mi cotidiano, luchando por cambiarse y cambiar lo que les rodea...
Es el contraste lo que necesito. Con toda su fuerza...
Bendito contraste.
Gracias por estar ahí, chiks... ;-)
Y os dejo unas cuantas lecturas (mucho más que) interesantes:
http://helenlafloresta.blogspot.com/2009/12/aminatu-haidar-la-poderosa.html
http://heroinadeloperiferico.blogspot.com/2009/12/hoy-he-ido-un-mercado-de-artesania.html
http://hastalalimusinasiempre.blogspot.com/2009/12/abolicionistas-go-home.html
Aaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
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