<< El que viva verá. Me viene la idea de que, en secreto, persigo la historia de mi miedo. O, más exactamente, la historia de su desenfreno, más precisamente aún, de su liberación. Sí, de veras, también el miedo puede ser liberado, y en ello se ve que forma parte de todo y de todos los oprimidos (....)
La mujer libre aprende a apartar sus miedos poco importantes y a no temer al único gran miedo importante, porque ya no es demasiado orgullosa para compartirlo con otras...>>

Casandra, Christa Woolf


"¿Quiénes sois vosotros para decretar quién debería seguir vuestras normas y leyes inventadas?" Layla Anwar, Mujeres en Iraq: nubes rosas y rojas



domingo, 8 de enero de 2012

hoy descubrí mi herida

de nuevo

al descubierto

cada vez más hondo. cada vez más dentro.
exploro
doy luz. comprendo
y saco

pero eso duele.
duele pillarte en necesitar tener a alguien de nuevo cerca porque llevas una semana de mil demonios. los últimos días especialmente duros.
especialmente.
exquisitamente.
duros...

y te duele.
descubrir además que la herida ya no es el "des-amor".
sino el abandono
el no cuidado
y (zas!) el que estabas enferma y se fue...

pero justo hoy recibes un video.
lo ves. lo escuchas...
y te colocas de golpe.
en ¿tu? sitio...



caen bombas allá afuera...
y va a ser que excavar bien hondo no duele tanto, después de todo...

(Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.
Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada que tenía
que caber en audio digital y límites de palabras.
Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber
en audio digital y límites de palabras con suficientes estadísticas
como para contrarrestar una respuesta mesurada.
Y yo perfeccioné mi inglés y me aprendí mis resoluciones de la ONU.
Pero aun así, me preguntó:
“Señorita Ziada, ¿no cree que todo se resolvería si dejaran
de enseñar tanto odio a sus hijos?”
Pausa.
Miro en mi interior.
Busco fortaleza para tener paciencia, pero
no tengo paciencia en la punta de la lengua
mientras caen bombas sobre Gaza.
La paciencia me ha abandonado.
Pausa;
sonrisa.
“Nosotros enseñamos vida, señor”.
(Rafif, acuérdate de sonreír).
Pausa.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros los palestinos
enseñamos vida después de que ellos
han ocupado los últimos cielos.
Nosotros enseñamos vida después de que ellos
han construido sus asentamientos y muros de apartheid,
más allá
de los últimos cielos.
Nosotros enseñamos vida, señor.

Pero hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada
para caber en audio digital y límites de palabras.

Y danos
sólo un reportaje, un reportaje con lado humano.
Verás, esto no es político.
Sólo queremos hablarle a la gente
de ti y de tu pueblo,
así que danos un reportaje humano.
No menciones las palabras
“apartheid”
y
“ocupación”.
Esto no es político.
Me tienes que ayudar
como reportera
a ayudarte a contar tu historia,
que no es un reportaje político.

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

¿Y qué tal si me das un reportaje
Sobre una mujer en Gaza que necesita medicinas?
¿Qué tal acerca de ti?
¿Tienes suficientes huesos rotos en las extremidades
como para cubrir el sol?
Pásame tus muertos y dame una lista
de sus nombres
en un total de mil doscientas palabras.

Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber
en audio digital y límites de palabras
y conmover a quienes
son insensibles a la sangre
terrorista.

Pero ellos sintieron pena.
Sintieron pena por el asedio en Gaza.
Así que les di
resoluciones de la ONU
y estadísticas
y condenamos
y deploramos
y rechazamos.
Y éstos no son lados iguales,
Ocupadores y ocupados.
Y cien muertos, doscientos muertos, y mil muertos.
Y entre eso,
Entre crimen de guerra y masacre,
Ventilé las palabras y sonreí,
-no exótica-
-no terrorista-
Y cuento:
Cuento cien muertos, doscientos muertos, mil muertos.

¿Hay alguien ahí?
¿Escuchará alguien?

Quisiera poder llorar sobre sus cadáveres.
Quisiera simplemente
correr descalza
por cada campo de refugiados
y abrazar a cada niño;
cubrir sus oídos
para que no escuchen el sonido
de las bombas
por el resto de sus vidas,
como yo lo escucho…

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

Y déjame decirte:
No hay nada que tus resoluciones de la ONU
hayan hecho en absoluto sobre esto.

Y no hay audio digital,
-ningún audio digital que se me ocurra,
no importa cuán bueno mi inglés sea-
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
que los devuelva a la vida.
No hay audio digital que arregle esto.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros enseñamos vida, señor.

Nosotros
los palestinos
nos levantamos
cada mañana
para enseñar
al resto del mundo
vida,
señor.)

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