<< El que viva verá. Me viene la idea de que, en secreto, persigo la historia de mi miedo. O, más exactamente, la historia de su desenfreno, más precisamente aún, de su liberación. Sí, de veras, también el miedo puede ser liberado, y en ello se ve que forma parte de todo y de todos los oprimidos (....)
La mujer libre aprende a apartar sus miedos poco importantes y a no temer al único gran miedo importante, porque ya no es demasiado orgullosa para compartirlo con otras...>>

Casandra, Christa Woolf


"¿Quiénes sois vosotros para decretar quién debería seguir vuestras normas y leyes inventadas?" Layla Anwar, Mujeres en Iraq: nubes rosas y rojas



martes, 26 de agosto de 2008

una noche de agosto...

Una noche de agosto cualquiera, como esta tal vez, me da por repasar lo que llevo escrito en este blog...
Hace calor y una vecina del segundo le grita a través de la ventana a los vecinos del bajo que dejen de cocinar a estas horas, que son más de la una de la mañana, y hacen demasiado ruido de cacharros. Es verdad... suenan y suenan cacerolas, cuchillos sobre tablas, y voces que hablan... en otro idioma. Cocinan para el restaurante que ¿regentan? en la calle lavapiés. Bien sé que muchos de ellos no lo regentan precisamente... trabajan más de doce horas allá, y cuando están en su casa, este piso bajo el mío donde viven, preparan comida para el día siguiente... A alguno de ellos se lo llevaron aquel día en que hablé de las redadas en Lavapiés según el color de tu piel... Otros cogieron aquellos papelitos con la dirección y horario de la asesoría del Ferrocarril Clandestino. Todavía hoy se paran a saludarme y contarme qué tal les va, o preguntarme qué tal estoy yo... Yo sonrío y digo que 'bien' y me quejo del trabajo. El trabajo. La vecina que grita se levanta temprano. Mañana trabaja. Y al otro. Y al otro. Por eso, en verano, que las ventanas están abiertas de par en par, los ruidos de cacharros de personas con otros horarios se le cuelan en el sueño. Y grita. Las voces disminuyen, los cacharros suenan menos, pero la provisión de comida para el día siguiente continua...
Un perro ladra. Es la madre del perro que me mordió. Cruza corriendo el patio, directa a a puerta de la calle, a la espera de que su dueño termine de bajar las escaleras o alguien abra en ese momento y ella pueda por fin salir. Va siempre suelta. Y sola. También muerde...
Sigo repasando lo escrito, y veo las imágenes. Esa de 'prohibido defecar bajo sanción' no es un chiste... Está a orillas del río Júcar, en Cullera. Le hice la fotografía hace unos dos años, creo. Nunca he sabido por qué la colgué... Sencillamente es como un esperpento... Uno más... Llaman al telefonillo. Es la policía, me dicen. 'Abra de una vez', me ordenan. No importa que yo pueda saber por qué, sólo quieren que abra. Voces. Trasiego de gente.
Los 'kodamas' (esos bichitos blancos de la otra fotografía, con ojos y boca redondos, negros...) son los espíritus de los árboles, son el símbolo de que el bosque está sano... Pero hace tiempo que no logro ver ninguno por acá... Por otro lado, no sé si alguna vez los hubo :-/ Es de madrugada, pero lavapiés no duerme... Yo tampoco. En la tele, las imágenes repetidas hasta la saciedad del accidente aéreo en Barajas... Una piensa en el CIE de Aluche, los combates cotidianos, o el hecho de tener un hermano con síndrome de down alejado de su vida diaria... Y siguen los ruidos de cacharros, los ladridos de perros que regresan igual de agresivos que se fueron, y la vecina que desesperada habla con la policía municipal sobre los ruidos y los vecinos del bajo... Se debieron confundir con mi telefonillo, supongo.
Los muertos del accidente de Barajas inundan telediarios, programas de tertulias y 'reality-shows'. Todos han llevado expertos a opinar, para hacernos comprender cómo algo así puede suceder... Cuando regreso... Esa es reciente... pero es que me viene a la mente, al igual que aquella de los 'contrastes' en su parte final. Hay desgracias de primera y segunda categoría. Muertes 'de segunda'... hasta 'de tercera' debe de haber muertes... Pero estas, para los medios de (in) comunicación, son 'de primera'... les va a alimentar durante días enteros... Quizá meses...
Hoy no siento rabia. Siento cansancio (pero de ese que cantaba también Silvio: 'creía mi alma inservible, pero era cansancio vulgar nada más')... Escucho los ruidos de la noche y no puedo más que imaginar una vez más los contrastes, la vida... La otra noche los vecinos del bajo fueron a orar. Después siguieron cocinando, pero a eso de las doce o así que yo regresaba de estar con un amigo, veo que salen del portal. Me saludan y se tocan el lado del corazón. Yo hago lo mismo. Uno me preguntó una vez por qué llevo una mano de fátima colgada en mi cuello si no profeso la religión musulmana. Es el mismo que salta casi metro y medio para evitar que un perro le toque al pasar... Es un cachorro, quiere subirse en él para jugar... Su dueña le grita al humano (sin apartar un ápice al perro): 'que no te va a pegar nada, oye!'. Yo acierto a musitar: 'es que va a orar, no puede tocarlo...' Mi amigo me pregunta. 'No puede tocarlo', insisto, 'antes de ir a orar. Tendría que volver a casa, lavarse y cambiarse de ropa.' Me pregunta que cómo lo sé. No puedo más que abrir mucho los ojos y decirle que preguntando... hablando... Igual que sé que la vecina del segundo no llama a los policías por que tenga especial mala leche. Es que trabaja muy temprano todos los días. Ya habló con ellos para intentar arreglarlo. Pero ellos no pueden no cocinar...
Lo más curioso de todo esto es que también pude un día hablar con una de las esposas de los vecinos del bajo. Quiere ver el local de karakolas para reunirse allá con otras mujeres de Bangladesh. Allí sí las dejarían ir sus maridos, porque no hay hombres... "sólo" estamos nosotras: otras mujeres... Y ella quiere que puedan salir y reunirse, hablar entre ellas, tomar el té en un espacio que no sea las paredes de sus casas...
El sábado, sin embargo, debíamos de ser nosotros, mi piso, los que sonábamos en el patio, en la noche. Una cena con amigos en mi casa. Risas, charlas y algún que otro juego de cartas y rol... Y entre mis amigos, una persona a la que acabo de conocer escasamente hace un mes, que se mete con 'el' feminismo, se queja de que en la manifestación del 8 de marzo -a la que sólo fue este año porque estaba prohibida, no más- se metieron con él hiciera lo que hiciera, y profesa elogios sin igual para la goblin en bikini de la carta del juego de rol que acabo de depositar en la mesa, a la que hace la analogía estúpida conmigo... que también soy del sexo femenino...
Escucho la noche y termino escribiendo de unos 'maridos' (los mismos que me saludan con la mano en el lado del corazón y que cocinan a estas horas) que impiden a sus esposas ir a lugares públicos donde haya otros hombres, o de una persona que no me caía mal hasta que interaccionó conmigo poniéndome en mi sitio: como 'mujer'...
'Besitos, besitos', me recuerda mi querida Elena en un escrito: 'Esa luz nos la puede dar la nueva civilización del orden amoroso de la madre, de la nuestra propia y también de la madre simbólica. Ella que nos cuidó y amó y que apenas empezaba una pelea intervenía para decir "besitos, besitos", porque nuestras madres nos han educado para que demos besitos a nuestro adversario y ésta es también una forma de civilización.'
'Besitos'... uhmmmm no creo que se los de. Ni la vecina del segundo a los del bajo, ni viceversa. Me basta con tratar de entender por qué suceden las cosas... hasta los accidentes de avión y la bestia negra que los explotará una vez sí y otra más...
Y vaya, que me dieron las tres de la madrugada! Este es el resultado de una noche de agosto en que a una le dio por revisar lo escrito en su blog y terminó dejando volar su mente (y teclado del ordenador) siguiendo los ruidos del patio...
"Disculpen las molestias..." :-)

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