<< El que viva verá. Me viene la idea de que, en secreto, persigo la historia de mi miedo. O, más exactamente, la historia de su desenfreno, más precisamente aún, de su liberación. Sí, de veras, también el miedo puede ser liberado, y en ello se ve que forma parte de todo y de todos los oprimidos (....)
La mujer libre aprende a apartar sus miedos poco importantes y a no temer al único gran miedo importante, porque ya no es demasiado orgullosa para compartirlo con otras...>>

Casandra, Christa Woolf


"¿Quiénes sois vosotros para decretar quién debería seguir vuestras normas y leyes inventadas?" Layla Anwar, Mujeres en Iraq: nubes rosas y rojas



viernes, 22 de noviembre de 2013

lloro y río...

me convulsiono de repente en una mezcla de risa y sollozo. voy andando por la calle. me encantaría encontrarme contigo ahora, y contarte, compartir(te)
pero no te encontraré... ni te llamaré
vengo de darle una sesión de cuencos tibetanos a la madre de una persona a la que amo.
su compañero acaba de morir.
el 4 de octubre, concretamente.
el compañero de la madre, digo, y, por ende, el padre de esa persona a la que amo. pero eso es otra historia. en estos momentos es-era el compañero de la madre...
tras la sesión, que le ha vuelto a proporcionar un poco de calma entre tanto dolor, entre tanta ausencia, le ha entrado antojo de bocata.
de bocata.
así que le digo que nos vamos a comer un bocata
dos para ser exactas
los compartimos. me salto todos mis principios alimenticios (principalmente dejar las harinas y demás productos refinados, y no comer carne) y como pan, calamares, hasta bacon me como!
pero se ríe.
la veo reirse.
la oigo y siento...
y lloro de emoción ante la flexibilidad necesaria que hace que estés a las casi 23:00 de la noche tomando vermú con una madre que acaba de perder a su marido, comiendo bocatas y riendo por lo vivido...

porque hasta la muerte puede compartirse, brindo por los momentos de risas y amor en el camino...

No hay comentarios: